TRACKLIST. Pincha aquí para ver el listado de cuentos y las canciones que los inspiran (y si pinchas en los títulos en azul o rosa, podrás leer el cuento).

De la contraportada del libro

29 canciones. De Los Planetas a Pulp, pasando por Surfin´ Bichos, Pet Shop Boys y Lou Reed. De todas las cosas que se pueden hacer con ellas, Federico Montalbán escribió 26 cuentos. Y Casanovas, sin leerlos, constuyó la banda sonora en imágenes mientras oía las mismas canciones. Música, literatura e ilustración. Tres en uno.

martes, 19 de febrero de 2019

Azul que arde

B.S. no O.: Electric Blue.
Artista: Arcade Fire.
Álbum: Everything Now.




Martha Kearney le da los buenos días. Son las seis AM GMT de una mañana cualquiera. Lleva desde las cinco y media AM GMT +1 buscando mujeres anarquistas entre sus libros, en internet, debajo de las piedras. Ya seguirá mañana. Mira por la ventana y, hasta donde le alcanza la vista, todo son ruinas. El páramo sin fin se ilumina con las primeras luces del amanecer. Aparta unos cascotes que acaban de caer del techo, se deshace de los restos de lo que pudo ser un jarrón precioso, cosas ya insignificantes, y se sienta a fumar. Sigue una estricta dieta de tabaco y café. Con cafeína las tazas impares, descafeinadas las pares. Si dirige la vista a través de una zona concreta de las lentes progresivas último modelo, atina a ver las ascuas del cigarrillo arder con un azul reconfortante. Orgánico, sí, pero reconfortante al fin y al cabo. Comprueba el calendario para confirmar que todo sigue en su sitio, al menos todo lo que merece la pena que siga en su sitio. Régine, I love you so much, of course you kown that, but you´re wrong: summer isn´t gone... thus I don´t know shit. El frío cala los huesos. La humedad lo corroe todo con lentitud de río o fenómeno atmosférico. La calefacción, renqueante, pone de su parte por mucho que no sea suficiente. Pero sigue siendo verano.

Sale a la calle convencido de que no tiene sentido vestir botas de agua. El nivel del mar subió tras la última canción apenas unos centímetros pero fue suficiente para cubrirlo todo por doquier. Sus pies son dos peces felices que no dejan de bailar entre las corrientes, acompasados por la fuerza de gravedad de la luna, parpadeando entre universos paralelos. Y él, imprudente, avaricioso, lo ha llenado todo de señales que lo electrifican. Relámpagos azules le recorren el cuerpo cuando menos se lo espera. El amor nos predispone al rayo, al trueno, a la electricidad. Los cielos se electrocutan y él sabe quién es la responsable de todo aquello.

Se cruza con mucha gente en su camino. Y cada cara que ve le asegura que ha pasado algo extraordinario. Régine, my dear, this is the right statement: A thousand girls that don´t look like her. Antes, no era así. Antes, se enamoraba y sí, daba igual dónde fuera o qué estuviera haciendo, el corazón le daba un vuelco porque todas las chicas se parecían a ella. Pero ahora, ella es única, nadie se le parece. This is what I have found out.

Baja del tranvía y rodea con cuidado el cráter que ha dejado una bomba. Es nuevo, el cráter, por lo que supone que anoche volvieron a bombardear. Nadie habla de ello. Nadie parece darse cuenta de lo que está pasando. El mundo, como siempre, se desmorona mientras permanecemos ciegos a la evidencia. Vosotros sabréis, se dice no sin cierto rencor, mientras planifica revueltas sostenidas en canciones bonitas y electrones furiosos. El amor, ingenuo, se piensa que todo lo puede so I keep trying to sing her blues. Se detiene civilizadamente ante el semáforo en rojo y aprovecha para liar un cigarrillo.

Niño que quiere que le cuenten el mismo cuento cada noche o yonki que exige la enésima dosis consecutiva de su canción favorita, vuelve a pasarse a sí mismo el test de la isla desierta. Tienen dieciséis años, tal vez diecisiete, se han fugado alguna clase del instituto y quieren confirmar quién es su único y verdadero amor. Caballeros de una corte cualquiera del siglo XII. Venga, dice uno de ellos, ¿si tuvierais que pasar el resto de vuestras vidas en una isla desierta, con qué persona querríais estar? Retiene la respuesta. Se pone los auriculares como el que saca un cóctel molotov que hará arder en vano los archivos del catastro con un fuego azul [ˈɑːrkaɪv ˈfaɪər], como el que pasa las noches en vela planificando una metáfora que no llegará a ningún sitio, como el que hace lo que hace porque sí y ya está. El amor desprecia la eficacia, la eficiencia, toda la gramática capitalista. Le da al play y un escalofrío mágico lo sacude de arriba a abajo. Le da igual estar en mitad de la calle. Le da igual que lo miren como a un loco. Le dan igual los silencios y el efecto Zeigarnik. Baila, se tapa los ojos, espera a que todo el espacio se llene de fosfenos y, entonces, responde a la pregunta: An island surrounded by a tideless sea.   




miércoles, 22 de agosto de 2018

RM – E35 (La arquitectura de la ceniza)




Artista: Triángulo de amor bizarro.
Álbum: Triángulo de amor bizarro.

LA* ---------> X02200
SI* ----------> X24400
FA* ---------> X46600
MI* ---------> 079900

LA* Desde aquí arriba, el segunda A, torre 1, el agua parece cristalina. Conforme me acerco, nada desmiente la primera impresión. No lo tenía previsto pero atravesaré la bahía hasta la otra orilla. Soy mal nadador pero tengo un buen motivo.

SI* Me alejo, tan decidido como muerto de miedo, del agua. Adornado de sal. Perfumado de salitre. El último botón de la camisa bien abrochado para dejar claro que me respalda toda una aristocracia obrera. A veces, el amor se me antoja la ecuación más fácil del mundo. La resuelve el pentagrama. La resuelve el alfabeto. La resuelve una hora de coche.

FA* En la pantalla, hipnotizas a las agujas que giran sin cesar mientras tomas la decisión certera. El tamaño de fuente me recuerda que el calendario está ahí también para las contracciones fantásticas y fabulosas. Pincharás con gafas. Serás la más guapa. Tras muchos intentos, doy con la frase que extiende tu mano hacia la mía.

MI* Las puertas de los coches se cierran. Vivimos felices en una burbuja inesperada. Blanca. (Al)química. Ilegal. Las formas geométricas subvierten los libros de texto. Los cedes por fin sirven de algo. A estas alturas, podrás imaginar ya lo que has hecho.
  
LA* Desde arriba, en la cabina, deslumbrante, me dices que espere. Y espero. Entre tanto, descubro al mar copiando, sin mucho acierto, el riff de la canción que acabas de lanzar. La criatura no necesita mareas para ir y venir, te tiene a ti. Te giras hacia mí. Me hablas. Pop. Punk. Matrimonio. La lógica me resulta aplastante.

SI* Me alejo, aturdido, solo un poco, de tu lado. Rodeada de gente. El marido de la artista. Cristalizada en las minas secretas de mi corazón, un poco por encima de la aurícula izquierda, a mano derecha de la aorta. Coincides a la perfección con tu recuerdo. Esa canción de los noventa sonroja mis mejillas. Arrebola el cielo y lo vuelve de un maravilloso fucsia. Da igual que sea de noche.

FA* En la pantalla, todo se vuelve azul profundo cuando tomas, otra vez, y he perdido la cuenta, la decisión certera. Francotiradora de mi amor. Tu nombre brilla en el calendario como todos los neones de Shibuya, donde ya, qué más me da, no quiero ir. Te doy, rozando tu mano, el anillo de compromiso más sincero que he podido encontrar.

MI* Las puertas de los coches se cierran. Vivimos felices en una burbuja pero no sabemos si es presente de indicativo o pretérito perfecto simple. Podríamos, más allá de la Gramática, usar nuestros nuevos superpoderes para decorarla. A estas alturas, podrás imaginar ya lo que has hecho. Y te han bastado dos acordes. Dos asombrosas sílabas.

viernes, 12 de abril de 2013

Primera Persona, Barcelona, 4 de mayo

Cuando presentamos "Diario de un amargado" en Barcelona, Santi Carrillo, director de Rockdelux, dijo algo de lo que yo no era consciente pero que me pareció muy acertado: el último cuento de "Cuentos pop" abría el camino al "Diario de un amargado", apuntaba muchas de las cosas que luego desarrollaría en ese libro. De eso hablaré en Barcelona, el penúltimo en el cartel:



Y ahora, el cuento en cuestión:

Pequeña nota probablemente autobiográfica
B.S. no O.
Artista: The Rolling Stones
Canción: You Can´t Always Get What You Want
Álbum: Let It Bleed


La primera señal de alarma pasó desapercibida como una discusión de pareja más. Volvían de un fin de semana en la playa. Anochecía. La interminable fila de coches avanzaba a velocidad desquiciante. El hijo mayor dormía como un bendito. El pequeño lloraba en modo bucle llamando a su abuela. El llanto crispó los ánimos. Ella apagó la música de golpe, sin previo aviso. Sonaba “You Can´t Always Get What You Want” de The Rolling Stones. Él perdió la paciencia y dijo cosas inconvenientes. Se soltó el cinturón. Se pasó al asiento de atrás a ver si conseguía que el hijo pequeño dejara de llorar. Se puso los auriculares del móvil para seguir escuchando música. Sonaba “That´s Entertainment” de Paul Weller. Así siguió el resto del viaje. Sordo a todo lo demás.

La segunda señal de alarma fue escuchaba por sus dos hijos. De nuevo en el coche. El mayor le preguntó algo. Él, en vez de responder, subió el volumen de la música. Sonaba “Santos que yo te pinté” de Los Planetas. Cuando ella llegó a casa, el hijo mayor le contó lo que había pasado y una sombra de duda cruzó la cara de la mujer.

La tercera señal de alarma le agradó mucho a ella y la distrajo de la catástrofe que se avecinaba. Él ponía lavadora tras lavadora. La ropa para planchar se acumulaba. Una excusa perfecta para encerrarse en el estudio, plancha en mano, a escuchar discos de vinilo. Sonaba The Pains Of Being Pure At Heart.

La cuarta señal de alarma fue muy comentada, especialmente en el barrio en el que trabajaba. Allí era habitual que de las ventanas saliera a todo volumen música de Camela, La húngara o Junco. Menos habitual era que un educador se encerrara en su despacho a escuchar a The Yardbirds a todo lo que daba el viejo radiocasette del centro comunitario.

La quinta señal empezó a ser alarmante. Él apenas sabía inglés, a pesar de lo cual, ella lo descubrió una noche, a eso de las tres de la madrugada, cantando en sueños el “Get Ready” de The Temptations con un impecable acento de Detroit.

La sexta señal de alarma fue la definitiva. Después de una llamada de socorro de ella, la policía lo encontró medio muerto y enteramente ido después de estar casi tres horas corriendo alrededor del Campus de E. Sonaba el primer EP de Vacaciones. Los dos gigas de la tarjeta de memoria de su móvil tenían espacio para muchas canciones, sobre todo a 128 kbps, y había decidido no dejar de correr hasta que sonara la última. Dejadme, consiguió decir mientras lo subían a la ambulancia, que ahora va un disco de Cooper.

Cuando se recuperó del fenomenal esfuerzo, nunca antes había corrido más de una hora, lo trasladaron a la planta de psiquitaría del hospital. No voy a andarme por las ramas, le dijo el psiquiatra a ella, creo que le conviene saber la verdad, más que nada para que decida con tino lo que va a hacer con él a partir de ahora. Su marido... No es mi marido, no estamos casado, le aclaró. Bueno, usted perdone, su... lo que sea, no ha perdido la cabeza porque sí. Ciertas corrientes... cómo le diría... blandas de la psiquiatría se empeñan en buscar causas medioambientales que exculpen al sujeto. Pero este no es el caso. Lo sorprendente es que haya llegado hasta aquí. Se trata de un ser débil y apocado, sin entereza para afrontar el mundo moderno, dispuesto solo para los más fuertes, y que desea huir a toda costa. La medicación actual puede obrar el milagro. Pero no se engañe, será un milagro breve. Volverá a escapar. Tal vez repita con la música. Tal vez se fugue a los tebeos, a la ropa de marca o a las novelas de ese escritor japonés al que me ha dicho que es tan aficionado. Pero se fugará. Téngalo por seguro. Así que allá usted con lo que decida. Pero si quiere seguir el consejo de un profesional con años de experiencia y que sabe lo que se hace, déjelo aquí encerrado. Lo digo por el bien de todos. Le pondremos la música que nos pida, lo tendremos medicado, los cabezazos se los dará contra paredes acolchadas... será más feliz de lo que nunca lo ha sido ahí afuera. Se lo puedo asegurar.

Ella se dirigió hacia la salida del edificio. No le había dicho nada a aquel hombre experto en mentes y tan seguro de si mismo pero ya había tomado una decisión. Abandonaba el hospital cuando por el hilo musical las muchachas del London Bach Coir empezaron a cantar: You can´t always get… 

martes, 31 de mayo de 2011

La sangre y el viento

El blog del amigo Joserra, la Land, ha deddicado el mes de mayo a Bob Dylan. Cumplir 70 años (Bob) no es para menos. Me pidió un texto y le envié, algo tarde, uno con el mismo título que este post. Quien quiera, puede leerlo aquí. (la canción en la que se inspira el relato es Idiot Wind)

jueves, 14 de abril de 2011

Segunda edición

Ya ha salido de imprenta la segunda edición de "Cuentos pop". Descartamos añadir cuentos nuevos porque nos parecía una faena a las personas que ya se lo hubieran comprado. Nos hemos limitado a corregir dos fallos que había en los títulos de las canciones de Nosoträsh y de Negu Gorriak. Tal vez, cuando pase algo más de tiempo, hagamos una segunda parte. Es que no queremos encasillarnos. Seac omo sea, ya lo podéis pedir en morsa.es o en vuestra librería favorita. 

Para los que estéis en Barcelona, Morsa tiene listo ya el stand para Sant Jordi:



Y para los que estéis en Murcia, quedan un par de ejemplares de la primera edición (mirad que luego se venderán a precio de oro en ebay) en Historietas.

martes, 22 de marzo de 2011

Hemorragia arterial (crónica de un concierto de Fernando Alfaro)



(Fernando Alfaro, el hombre al frente de los Surfin´ Bichos, de Chucho y de los Alienistas, vuelve a sacar disco, esta vez en solitario. Saldrá a la venta el 11 de abril bajo el sello Marxophone, una experiencia de autoedición en la que le acompañan Nacho Vegas y Refree)

Posiblemente, de entre todos los artistas, son los músicos los que más tienen que aguantar frases del tipo: El primero era mejor. Es habitual que los músicos alcancen la madurez creativa a los veinte y que lleguen a los treinta sin nada nuevo que ofrecer que entusiasme tanto como al principio. Hay quien llega a plantearse la existencia de cierta fuerza juvenil directamente relacionada con la creatividad musical. Pero no siempre es así. Algunos músicos consiguen escapar a la maldición de la breve genialidad. En ellos, la creatividad brota de forma continuada, sin sobresaltos. Lo que no es nada habitual es que un músico entregue su mejor obra (o casi) después de veinte años de canciones prodigiosas. Fernando Alfaro parece estar a punto de conseguirlo con su inminente disco “La vida es extraña y rara”.

La noche del sábado 19 de marzo, Alfaro volvió a su ciudad, Albacete, para presentar “La vida es extraña y rara”. Un poco después de las diez, se subió al escenario del Velouria con su guitarra acústica y un puñado de pedales listo para ser usados en el momento preciso. Se trataba de presentar una por una las nuevas canciones y dejarnos a todos boquiabiertos y también, si es que existe la palabra, almiabiertos.

La ausencia de banda y la cercanía del público (literal y figurada) propició el ambiente adecuado para un concierto que por momentos pareció íntimo. Alfaro puso de su parte introduciendo cada canción con una breve explicación. Así, por ejemplo, supimos que los “Los héroes podridos”, con la que abrió la actuación, está basada en el ascenso y caída del profesor Neira y en su evolución de Pokemon.

Cuando llegó el momento de “Mi viaje largo, largo” invitó al público a hacer los coros que en la versión grabada hace una niña. Poner a una niña a hacer coros es arriesgado pero, por lo que se pudo oír, la cosa ha quedado más que bien. Los coros coinciden con un momento infantil en la canción (tal vez recuerda a la sintonía original de Vicky el Vikingo) que introduce un elemento desconcertante en una canción que habla de asuntos tormentosos. O quizás pretendan remarcar cierto optimismo que desprende la canción. Es ese optimismo que surge de vez en cuando y de forma inesperada en el cancionero de Alfaro. Como un cerezo dispuesto a florecer en las cercanías de Fukushima.

Si la canción anterior se puede usar para levantar el ánimo (como “Magic” o “Abre todas las ventanas”, de la época Chucho) hay otras que deben ser usadas con cuidado. “La canción del caminante kamikaze”, por ejemplo. Si se oye caminando por la acera, más vale hacerlo alejado del bordillo y de los coches no vaya a ser que le de a uno por hacer de Ana Karenina de pacotilla.

Alfaro se las apañó sobradamente para llenar él solo el escenario hasta con una canción como “Hijo de perra” llena de rabia ruidosa. Las cuerdas de su guitarra Veracruz resistieron el castigo y uno de los pedales provocaba un clamor de fondo que te hacía mirar a un lado y a otro en busca de un segundo guitarrista.

En “Extintor de infiernos” (título enorme) descubrimos un utensilio que conviene tener a mano si se abandona este mundo con muchos pecados por purgar. “Extintor de infiernos” es una canción que vibra en la misma longitud de onda que el órgano lacrimal de las entrañas y que, a los pocos compases, te obliga a hacer fuerza con los ojos para no romper a llorar en mitad de toda la gente. Por cierto, que un extraño giro de los acontecimientos en la letra convierte al ángel exterminador, un habitual en el imaginario de Alfaro, en un huevo exterminador.

Acabó con “Camisa hawaiana de fuerza”. Si el anterior era un título enorme, este es perfecto, o más que eso, es pluscuamperfecto. Y es que, lo que ya es seguro, es que en “La vida es extraña y rara” está la mejor colección de títulos de lo que va de siglo. A la misma altura del título está el estribillo. Lo escuchas una vez y ya sabes que será de tus preferidos de todos los tiempos y que te descubrirás cantándolo en cualquier situación, ya sea bebiendo a solas en casa o paseando desorientado por los pasillos de Mercadona.

Pero ahí no había acabo el carrusel de emociones. Al poco volvió y recuperó dos canciones de Surfin´ Bichos, porque no tiene sentido que los músicos estén enemistados con su repertorio de antaño. Primero “Hermanos carnales” y esos versos para guardar fuera del alcance de los niños: Sé que duele: es la vida / solo la muerte no causa dolor. Y después “Fuerte”, los mismos personajes, la misma pasión, la misma locura, en una versión acústica totalmente brutal de las que te hacen suspirar por una grabación pirata del concierto. Impagable.

Se marchó dejando claro que lleva décadas permitiendo a las canciones surgir de su interior a borbotones, como una hemorragia arterial y que no está dispuesto, ni mucho menos, a desangrarse todavía. Demos las gracias y bebamos sin mesura del cáliz de sus canciones.



(Se puede leer otra crónica, o algo, aquí).

Noticia bomba (dentro de poco)